San Sebastián
Mártir de la Iglesia, junto a la Estrella desde el siglo XVI
Desde el pasado año 2017, y tras la última renovación de los Estatutos de la Hermandad, nuestra Cofradía recuperó el primitivo nombre de la misma en la que se recogen a los dos titulares: Nuestra Señora de la Estrella y el Señor San Sebastián.
Es por ello, que desde el 20 de enero de 2018, festividad del mismo, la Ermita recuperó la antigua tradición de celebrar la festividad de este mártir de la Iglesia. Tradición que vuelve con la clara intención de convertirse en permanente, y marcar una fecha obligada en el calendario de la Cofradía.
Historia de la devoción a San Sebastián
Nació en Narbona (Francia) en el año 256, pero se educó en Milán. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios paganos por considerarlos idolatría. Como cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitando y alentando a otros cristianos encarcelados por causa de su religión. Acabó por ser descubierto y denunciado al emperador Maximiano (amigo de Diocleciano), quien lo obligó a escoger entre poder ser soldado o seguir a Jesucristo.
El santo escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el emperador le amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido, le condenó a morir asaeteado. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste, y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos se acercaron y, al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene (esposa deCástulo, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido).
Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó ante el emperador, quien, desconcertado, lo daba por muerto, y le reprochó enérgicamente su conducta por perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión, tirando su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. Murió en el año 288.